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     La Paz, 23 de septiembre de 2025 (UC/MSyD).- Cada año, miles de madres y niños en Bolivia evitan la desnutrición y la muerte gracias a una atención médica gratuita mediante el Bono Juana Azurduy, un programa que acompaña al binomio durante 33 meses con 16 controles médicos, desde el embarazo hasta los primeros dos años de vida. Esta política tiene como premisa llegar hasta el último rincón del país, y en esta travesía los médicos cruzan ríos de hasta 96 horas continuas a bordo de un bote, llevando esperanza de vida.

Desde su creación en 2009, cada año se inscriben más de 110 mil gestantes y 115 mil niños menores de dos años, quienes reciben 50 bolivianos por cada control realizado. El incentivo económico se entrega únicamente si la madre cumple con todos los controles integrales, lo que permite detectar complicaciones a tiempo y salvar vidas prevenibles.

El impacto del programa se refleja especialmente en las zonas más remotas. Por ejemplo, para llegar a Santa Rosa de la Boca del Chapare, ubicada en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (Tipnis), el equipo de salud realiza una travesía de tres a cuatro días por río, equivalentes a 96 horas continuas de viaje. Allí, las comunidades más alejadas reciben atención médica que antes era casi inaccesible.

“Son hasta cuatro días de viaje por río. Viajamos apretados, bajo sol o lluvia, a veces sin alimento suficiente —porque nuestra prioridad es cargar lo necesario para la atención—. Pero en las comunidades nos reciben con hospitalidad, y las madres valoran los controles como un derecho y un incentivo económico. Siempre nos muestran sus cartillas y exigen que realicemos los controles”, cuenta el médico del Bono Juana Azurduy de la Red Indígena 14 en el Tipnis, José Meneses Chuy.

Meneses está entre los 575 médicos del Bono Juana Azurduy desplegados en todo el país. Èl tienen la misión de ingresar al menos una vez por semana a las regiones indígenas de Puerto Villarroel, Chimoré y Villa Tunari. Al inicio, la navegación se realizaba en canoas pequeñas; desde hace poco ya cuentan con un deslizador fluvial que facilita el ingreso, pero el recorrido sigue siendo sacrificado, porque en el trayecto deben atravesar hundimientos, encallamientos, lluvias constantes y el acecho de serpientes o insectos característicos de la amazonía. “Aun así, todo vale la pena porque la alegría de las madres y los niños beneficiarios, al vernos llegar, nos motiva a seguir”.

En su experiencia —el médico del Bono— destaca que, a diferencia de otros años, la desnutrición y los problemas en la etapa del embarazo han disminuido en regiones que él visita a menudo. Esta afirmación se respalda en los datos oficiales de la Encuesta de Demografía y Salud (EDSA) 2023, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), donde se refleja que la salud en Bolivia también se cuenta a través de las vidas que hoy se salvan. De 2008 a 2023, la atención prenatal aumentó de 77,2% a 98%; la atención postnatal de 67% a 85,8%; y los partos atendidos por personal calificado subieron de 71,1% a 95%. Las mujeres embarazadas hoy tienen más posibilidades de acceder a un parto seguro, con acompañamiento profesional para ellas y sus bebés.

De acuerdo con datos oficiales, hace apenas unas décadas la mortalidad neonatal alcanzaba cifras dolorosas: 49 bebés fallecían por cada 1.000 nacidos vivos. Esa realidad, que marcó en los años 80 y 90, ha cambiado de manera significativa. Hoy, fruto de políticas públicas sostenidas —como el Bono Juana Azurduy— y del esfuerzo de miles de profesionales de la salud, el país registra un avance en 2021 de apenas 6 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Detrás de ese número hay miles de niñas y niños de los pueblos indígenas que hoy respiran, crecen y sueñan.

Por ello, la respuesta de salud es integral: las angostas canoas de apenas metro y medio no solo llevan médicos y enfermeras, también medicamentos, vacunas y otros servicios que permiten una cobertura total de las necesidades de esas regiones. Es así que, desde 2021, se implementan las “Brigadas Móviles Intersectoriales de Protección Social a los Pueblos Indígenas Originarios Campesinos” y, desde 2023, las Ferias Multiprogramáticas que tienen la misión de llegar a las zonas más remotas del país facilitando el acceso a beneficios sociales y, en consecuencia, al ejercicio pleno de sus derechos.

Durante estas incursiones se otorgan certificados de nacimiento y cédulas de identidad en coordinación con el Servicio de Registro Cívico (SERECI) y el Servicio General de Identificación Personal (SEGIP), respectivamente. Asimismo, el pago del Bono Madre Niño-Niña “Juana Azurduy” se realiza a través de cajeros móviles del Banco Unión S.A., así como la entrega de los paquetes del Subsidio Universal Prenatal por la Vida se efectúa mediante entregas móviles en coordinación con el Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas (SEDEM). Esto desde el 2015.

Entre 2023 y 2025 se llevaron a cabo 349 Ferias Multiprogramáticas de Salud y 566 Brigadas Móviles Intersectoriales a nivel nacional. Adicionalmente, entre 2021 y 2025 se ejecutaron 171 Brigadas Móviles Intersectoriales dirigidas a Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos.

Con épicas travesías de hasta 96 horas por río, el Bono Juana Azurduy sigue siendo un camino de vida que lleva salud, esperanza y protección a las comunidades indígenas, desde el primer latido en el vientre hasta los primeros pasos de la infancia.

El Bono Juana Azurduy, que nació en 2009, es una política social que otorga un incentivo económico para que las madres acudan al establecimiento de salud, realicen sus controles y, posteriormente, reciban dichos recursos. Es un incentivo condicionado que permite que, en el primer nivel de atención, los centros de salud tengan mayores oportunidades de detectar a tiempo cualquier tipo de patología en las madres y en los niños. Es así que, posteriormente, en 2015, se creó el Subsidio Universal Prenatal por la Vida —alimentos nutritivos a partir del quinto mes de gestación—. Ambos beneficios se entregan en base al cumplimiento de los controles integrales de salud.

La mujer gestante debe cumplir con cuatro controles prenatales, por los cuales recibe Bs 200 (Bs 50 por control); luego, Bs 120 por el parto institucional más el control prenatal. Mientras tanto, el niño/niña menor de dos años tiene 12 controles bimestrales de salud, por los que recibe Bs 1.500 (Bs 125 cada uno). Entre 2009 y julio de 2025, el Estado ha invertido más de 2.160 millones de bolivianos, que equivalen a menos desnutrición y menos muertes.

“Es un trabajo grande que se realiza para poder cumplir lo que dice nuestra Constitución Política del Estado, garantizar la salud en todo el territorio boliviano. Gracias al apoyo que nos ha dado nuestro Presidente, nuestra ministra, con el equipamiento hemos podido cumplir con eso y llegar a los lugares más lejanos, desde el Tipnis en el Beni hasta los sectores del altiplano más alejados, en La Paz. Es relevante también, el personal de salud, con el que cuenta el Bono, son médicos generales que están a cargo de uno y hasta dos municipios”, reflexionó el Coordinador Nacional del Bono Juana Azurduy, José Corini.

En casi 16 años de vigencia del Bono Juana Azurduy, ya se han beneficiado más de 3,5 millones de madres y niñas, niños menores de dos años de edad. El programa responde a la Política de Salud Familiar Comunitaria Intercultural (SAFCI) y al Sistema Único de Salud (SUS), pilares que mejoran el acceso a los servicios de salud de poblaciones en situación de vulnerabilidad.

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