El Alto, 8 de julio de 2025 (UC/MSyD).- “Es mejor prevenir que lamentar” dice con firmeza Vilma Luque, mientras abraza a su pequeño en un punto de vacunación del Distrito 14 de El Alto. Como ella, cientos de madres y padres se suman a la campaña “Ruta SRP, Protegiendo a Nuestras Niñas y Niños”, que recorre diferentes barrios con brigadas médicas para frenar el avance del sarampión. Bajo el sol que calienta el clima frio del altiplano, esta cruzada de salud motiva a la corresponsabilidad de los padres de familia de que cada dosis cuenta.
La vacunación es la única medida segura, eficaz y gratuita para prevenir esta enfermedad altamente contagiosa y sus complicaciones. Vilma lo entiende bien. Se enteró de la campaña por la televisión y por sus familiares que viven en el mismo distrito, y no dudó en actuar.
“Mi familia que vive en este distrito me avisó que hoy iba a haber vacunación contra el sarampión, por el brote que mencionaron también en la televisión. Para evitar contagios, he traído a mis hijos y también he venido yo a vacunarme”, expresa entusiasta ante sus vecinos, familiares y el personal de salud.
Bolivia enfrenta actualmente una epidemia de sarampión, con más de 90 casos confirmados, lo que motivó la declaración de Emergencia Sanitaria Nacional, el 24 de junio de este año. Ante esta situación, brigadas de vacunación recorren los diferentes barrios de municipios con casos registrados, priorizando la inmunización de niñas y niños de 1 a 9 años.
Para estar completamente protegidos contra el sarampión, los niños deben recibir dos dosis de la vacuna SRP. La primera se aplica a los 12 meses de edad y la segunda un mes después (esquema acortado por la epidemia). Si un niño solo tiene una dosis, puede completar el esquema entre los 1 y 9 años de edad.
Vilma, que llegó desde la zona Laguna 2000 del Distrito 7, escucha con atención la información junto a decenas de madres que también acudieron con sus hijos. Entre murmullos, comparten dudas y comentarios sobre el virus y su rápida transmisión. La escena transmite un mensaje esperanzador: la conciencia sobre la importancia de prevenir
La vecina aprovechó la visita para verificar su propio esquema de vacunación. Con decisión, extendió los brazos y pidió: “Por favor, pónganme las vacunas que me faltan”. Recibió las dosis contra la hepatitis y la influenza.
Pero su mirada va más allá de su familia. Piensa en sus vecinos, en las madres que todavía dudan, y les dirige un mensaje directo: “Que se acerquen a sus centros de salud y se vacunen. Es mejor prevenir que lamentar después si la enfermedad avanza o se complica. Les invito a que vayan y se hagan vacunar”.
Mientras las brigadas siguen recorriendo los barrios alteños y los niños reciben sus dosis entre juegos, sonrisas y curiosidad, la voz de Vilma resuena como un ejemplo concreto de corresponsabilidad. Su presencia en el punto de vacunación es un acto de cuidado, no solo hacia su familia, sino hacia toda su comunidad.
En tiempos donde los brotes de enfermedades pueden generar temor o desinformación, madres como Vilma Luque nos recuerdan que la vacuna no es solo una dosis: es una muestra de amor, protección y compromiso.